En el tiempo de intenso estrés económico que estamos viviendo resulta difícil evitar las conversaciones familiares acerca de esta cuestión. La preocupación a no poder hacer frente al pago de las hipotecas, el coste de la educación de los hijos, la jubilación y los gastos del día a día es una realidad en muchos hogares.
Los niños son extremadamente flexibles, aunque también están muy al tanto de la tensión que existe en el hogar, ya sea como resultado de la situación económica o de otros problemas familiares. El 91% de los niños que han participado en la encuesta “Estrés en América 2010” realizada por la Asociación de Psicología Americana informa que saben cuando sus padres están estresados por sus quejas, discusiones y gritos. Los padres suelen, además, subestimar cómo su propio estrés afecta a sus hijos. El estudio, por ejemplo, muestra que casi la mitad de los preadolescentes se sienten tristes y el 38% de los adolescentes frustrados cuando sus padres están preocupados.
Las preocupaciones económicas pueden tener un impacto devastador a largo plazo en los miembros más jóvenes de la familia. Cuando las cosas se ponen difíciles, las investigaciones muestran que las familias pueden entrar en una espiral negativa. Las dificultades económicas, como no poder pagar las cuentas o tener que ir a vivir con familiares, aumentan el estrés de los padres. Los padres pueden pagar su frustración con los hijos o desaparecer emocionalmente sin más. Sin el apoyo paterno, los niños muestran problemas académicos o de conducta, encaminándoles a que ellos mismos tengan problemas económicos en el futuro.
Una vez este ciclo está en marcha, puede durar generaciones. En un estudio realizado, los niños pertenecientes a familias que han sufrido dificultades económicas durante la adolescencia no sólo se convirtieron ellos mismos en padres más pronto que sus compañeros, si no que también trataron a sus hijos con mayor dureza.
QUE PUEDE HACER
Si bien la comunicación abierta entre padres e hijos es la base de una relación saludable, los padres no deben sobrecargar excesivamente a los hijos. Las siguientes pautas pueden ayudarle a conseguirlo:
- Aborde los problemas de forma apropiada para el nivel de edad, compartiendo únicamente información que estos puedan procesar. Lo que le cuente a un niño acerca de la situación económica de la familia debe de ser distinto de lo que le cuente a un adolescente. Como los niños más pequeños pueden interpretar la situación como más grave de lo que realmente es, asegúrese de hablar de los miedos que le provoca. Los niños más mayores y los adolescentes, al estar más expuestos a las noticias sobre la actualidad, pueden encontrar reconfortante hablar acerca de la economía y de las implicaciones que tiene para la familia.
- Preste atención a como se expresa. La forma en que los padres hablan de sus preocupaciones acerca de la situación económica influye en la interpretación que el niño haga de la situación. Los niños más pequeños pueden interpretar literalmente cualquier comentario y quedarse con expresiones como “Estamos en la miseria” e interiorizar su propio temor a perder el hogar. El diálogo con sus hijos, permitiéndoles expresar sus pensamientos e ideas, contribuirá a aclarar cualquier malentendido, aliviar su ansiedad y reducir su estrés.
- Utilice su situación económica como una oportunidad para establecer las expectativas de los hijos acerca de los bienes materiales. Enseñe a su hijo a manejar el dinero con responsabilidad, abriendo, por ejemplo, una cuenta de ahorros para el dinero de sus gastos y dejándole pagar por las cosas pequeñas que quiere. Eso le ayudará a comprender la relación entre el dinero y las cosas y, al mismo tiempo, que no es realista esperar regalos caros este año. Además, estos tiempos difíciles proporcionan la oportunidad de centrarse en lo positivo y priorizar lo verdaderamente importante -la relación con familia y amigos y la salud- reduciendo, de esta forma, los miedos de los niños y reforzando los valores de la familia.
Preste especial atención a posibles señales de malestar en sus hijos. Observe si se producen cambios en el sueño o en el apetito, pesadillas o evitación o distanciamiento de determinadas situaciones o personas. Los padres que ponen en práctica conductas saludables para aliviar el estrés dan buen ejemplo a sus hijos. Dar un paseo familiar o jugar a un juego de mesa no cuesta dinero, les distraerá de las noticias y fomentará la unión familiar.
COMO PUEDE AYUDAR UN PSICÓLOGO
Si continua sintiéndose desbordado, consulte con un psicólogo. Le ayudará a aprender como hablar con su hijo acerca de la economía. El/ella le puede ayudar a identificar situaciones problemáticas y a desarrollar un plan de acción para resolverlas.
Los Psicólogos Clínicos utilizan tratamientos basados en la evidencia para ayudar a las personas a mejorar sus vidas. Reciben uno de los más altos niveles de formación de los profesionales de la salud, conseguido tras muchos años de educación y experiencia.
Mantenerse activo a la hora de gestionar el estrés familiar le ayudara a construir un hogar saludable psicológicamente a pesar de los que ocurra a nivel general en la economía.
ARTÍCULOS
Conger, R.D., & Donnellan, M.B. (2007). “An interactionist perspective on the socioeconomic context of human development.” Annual Review of Psychology, 58, 175-199.
Scaramella, L.V., Neppl, T.K., & et al. (2008). “Consequences of socioeconomic disadvantage across three generations: Parenting behavior and child externalizing problems.” Journal of Family Psychology, 22 (5), 725-733.
Asociación de Psicología Americana. Actualizado en octubre de 2011
Interesante reflexión. Los niños escuchan todo y debemos estar atentos a su reacción ante problemas que parece sólo afectan a los padres. Gracias!!
El problema de la crisis económica actual es más grave porque hemos acostumbrado muy mal a nuestros hijos y les resulta muy dificil asumir de golpe que no solo hay que prescindir de los “lujos” sino también de cosas más básicas.
Además, como hemos construido una sociedad en la que “tanto tienes tanto vales”, es muy dificil explicarles ahora que todo aquello fue una enorme mentira.Estamos pagando las consecuencias de una gran irresponsabilidad a todos los niveles porque, además, nada era nuestro, todo era crédito.
Superarán este mal momento aquellos que tengan gran capacidad de adaptación que, en mi opinión, es uno de los factores determinantes de la inteligencia.